Esta semana el municipio de Banyoles presentaba un proyecto de señalización de su patrimonio a través decódigos QR. Es un ejemplo más de un camino que están siguiendo otras localidades, intentando explorar todas las posibilidades que aporta la revolución digital. Los códigos QR, por ejemplo, ya han sido utilizados en yacimientos arqueológicos como la Ciudadela de Roses. Suponen una utilidad con bajos costes y aún en vías de explorar todas sus posibilidades. En algunos casos han sido utilizados como herramienta de trabajo en el proceso de investigación arqueológica.
De momento, las experiencias más habituales han ido encaminadas a la creación de aplicaciones para móvil y el uso de dispositivos como las tablets. En numerosas ocasiones se argumenta los altos costes que pueden suponer la aplicación de tecnologías en el patrimonio. Sin embargo, la exploración de las mismas nos reafirman en el convencimiento de que las posibilidades digitales son amplias y diversas y la clave se encuentra en dedicar horas a la creatividad, planificación y estrategia entendiendo el contexto digital en el que estamos inmersos.
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